jueves, 23 de agosto de 2007

Abandonar el sendero asfaltado


Ayer estuvimos hablando de las formas de diseñar el trazado de los senderos peatonales dentro de un campus con propuestas más estructuralistas que plantean una grilla proyectada previamente y procesos más orgánicos que pavimentan los caminos más gastados en el césped luego de un tiempo de uso.
En Münster el Skulptur Projekte se presenta por cuarta vez con una propuesta interesante: un grupo de artistas plantan una serie de esculturas, instalaciones e intervenciones en las calles de esta pequeña ciudad y alrededores. Las obras de esta cuarta edición, conviven con obras realizadas en 1977 y el mapa con las referencias y un catálogo para decodificar la obra se hacen herramientas indispensables en este juego de búsqueda del tesoro.
Por una mera cuestión de orden alfabético la primera obra que aparece en el catálogo y en las referencias del mapa es la que está marcada con el número 27 y, más que una escultura, se trata de una experiencia.
La obra de Pawel Althamer se llama Path -camino o sendero entre la orilla oeste del lago Aa –sí, existe el famoso lago alemán de las palabras cruzadas- y Haus Bakenfeld-. Tal vez porque era la primera de la lista o bien porque era la más lejana del centro de la ciudad y era muy temprano, decidí emprender mi paseo en bicicleta hasta llegar al lejano punto 27. De un prolijo sendero asfaltado que bordeaba con curvas pintorescas el lago Aa, entre árboles, piezas de otras ediciones de Skulptur Projekt Münster y molinos de viento se abría un sendero de tierra como los que hacen las vacas en el campo, perpendicular al camino de cemento que propone simplemente recorrerlo. Llegar hasta el extremo más lejano de la muestra y salirse del orden alemán para recorrer el campo por un caminito embarrado por la lluvia de la mañana, cruzando transversalmente un par de senderos y una ruta para autos ¡sin senda peatonal! e internarse en un campo sembrado con trigo era casi surreal. Una propuesta de experiencia visual, auditiva, táctil, olfativa y porqué no gustativa probando algún pasto o grano de trigo de estas espigas secas, en la que el artista no hizo mucho más que señalar un camino, poniendo un signo de interrogación a la idea "escultura contemporánea". Salir de la urbe e internarse en la naturaleza, proponiendo romper el molde de lo establecido por los ordenados carriles señalizados para autos, bicicletas y peatones y cambiándolo por un camino más orgánico y menos regulado.

En algún punto esta propuesta tiene algo de lo que Robert Smithson propuso en Spiral Jetty, su famosa obra de Land Art cuya principal motivación era hacer que la gente saliera de las rutas asfaltadas y señalizadas de EE.UU. para internarse en un camino de tierra -extraño en ese contexto- y tener la experiencia concreta de choque con lo no hecho por el hombre. Mientras paseaba por esta obra/sendero en Münster se hicieron las 8 de la mañana, sonaron las campanas de las iglesias, que se escucharon desde las afueras y me hicieron recuperar una sensación de orden y de ciudad que ya había perdido. Esta invasión del mi espacio sonoro me obligó a interrumpir este "viaje" para seguir adelante viendo otras piezas que ya relataré.

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